Las actividades de una de las empresas conserveras más importantes de España no son tan claras como nos quieren hacer creer.
Calvo opera ilegalmente en el Sahara Occidental, aprovechándose de los bancos de pesca saharaui, fundamentalmente sardina y caballa, de las que se abastece desde el puerto de El Aaiun, capital del Sahara Occidental. Si bien estos dos productos son los que más comercializan, también están haciendo pruebas con otros productos como el mejillón.
Calvo tiene establecida una importante infraestructura en El Aaiun, donde es dueña de naves conserveras y congeladoras del pescado que obtiene ilegalmente. El número de trabajadores es de unos 430, de los que 400 son mujeres en la línea de producción, que cobran en torno a los 150 € mensuales, el 98% de ellas marroquíes; el resto, 4 guardias (con salarios de unos 200 € mensuales), conductores (cobran unos 250 € mensuales), técnicos, administrativos (unos 5, que cobran unos 350 € mensuales), además del jefe de producción (alrededor de 1000 € mensuales).
La conducta ética de Calvo es altamente reprobable. No sólo comercia con la pesca ilegal del Sahara Occidental sino que, además, declara en su información que los productos son de origen marroquí o, como indican en su página web (http://www.calvo.es/_es/grupo/g_fabricas.asp), que sus instalaciones de El Aaiun se encuentran en Marruecos. Recordemos que ningún país ni institución ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental.
Western Sahara Resource Watch ha enviado una carta al Presidente de Calvo, D. José Luis Calvo Pumpido, exigiendo inmediatamente el cese de las actividades de Calvo en los territorios ocupados del Sahara IOccidental. La carta podéis descargar aquí.